sábado, 18 de marzo de 2017

Abuela me cuentas otra vez esa historia...

Abuela me cuentas otra vez esa historia...



Quien no ha escuchado o contando alguna vez historias, leyendas cuentos o canciones de  toda vida.


De hecho es muy probable que el primer cuento que escuchásemos fuese un cuento popular, y ni que decir de las primeras canciones que escuchamos; nanas, fabulas…
Es una de las tradiciones que se nos enseña desde el principio, un punto de unión entre adultos y niños que nos divierte y que para los mayores puede ser empleado con muchas connotaciones didácticas. Aunque después de estudiar el temario me parece una gran idea la de no moralizar, ni de enseñar nada…solo comunicar por disfrutar, por imaginar, por deducción propia, y por la libertad de pensamiento…

Como  muchas tradiciones, en la sociedad en la que vivimos en permanente y vertiginoso cambio…tiene riesgo de extinguirse. Es algo que se queda obsoleto ante los ojos y mentes de los más jóvenes, pero lo que es más importante; es que implica historia, que es una parte my importante de la sociedad y de la comunicación. Y un recurso maravilloso y divertido que no necesita de nada más que varias personas que tengan ganas de disfrutar. 

Me gustaría puntualizar las tres características principales del folclore: el anonimato, la oralidad y la multiplicidad de variantes.

Dentro de los tipos de textos que se consideran folclóricos, encontramos diferentes tipos; mitos, leyendas, canciones, fabulas..y la mayoría de las veces dirigido a un público no tan infantil, también son dirigidos a jóvenes y adultos, esto es debido a su moraleja, con estos texto siempre se pretende enseñar algo. Lo que implica que muchos de estos cuentos, canciones o leyendas sean de alguna manera modificados para sus más pequeños oyentes, los niños…también tenemos que tener en cuenta que las diferentes variantes de las una misma historia es debida a que al ser transmisión oral, cambia según la sociedad, el tiempo, el momento histórico adaptándose..

Desde el momento que decimos alguna de las formulas de entrada (eras se una vez, en país muy lejano..) entramos en un mundo mágico que sigue una narración, que nos ayuda a reflexionar sobre algún tema y que lo cerramos con la formula de salida (fueron felices y comieron perdices…)

En este tipo de literatura los personajes son muy característicos y definitivos, al igual que la causa efecto de la trama, los personajes tiene unas características comunes de unas historias a otras, por ejemplo las princesas son buenas, inocentes y bella.

Para su análisis he elegido:

La princesa y el guisante:






Elijo este cuento porque aun recuerdo la primera vez que lo escuche, la verdad es que no recuerdo quien me lo conto, pero aun recuerdo la idea que se pasaba por la cabeza…bueno más que una idea una imagen: como podía dormir una persona encima de tantos colchones sin caerse…me imaginaba algo altísimo, me imaginaba que subida en un árbol y me tenía que dormir allí arriba sin más ayuda…¡¡y no era capaz de pensar en nada mas del cuento!!.

Creo que es un cuento adecuado para niños de tres y cuatro años, tiene un vocabulario accesible y compresible. 




Érase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero que fuese una princesa de verdad. En su busca recorrió todo el mundo, mas siempre había algún pero. Princesas había muchas, mas nunca lograba asegurarse de que lo fueran de veras; cada vez encontraba algo que le parecía sospechoso. Así regresó a su casa muy triste, pues estaba empeñado en encontrar a una princesa auténtica.

Una tarde estalló una terrible tempestad; sucedíanse sin interrupción los rayos y los truenos, y llovía a cántaros; era un tiempo espantoso. En éstas llamaron a la puerta de la ciudad, y el anciano Rey acudió a abrir.

Una princesa estaba en la puerta; pero ¡santo Dios, cómo la habían puesto la lluvia y el mal tiempo! El agua le chorreaba por el cabello y los vestidos, se le metía por las cañas de los zapatos y le salía por los tacones; pero ella afirmaba que era una princesa verdadera.

"Pronto lo sabremos," pensó la vieja Reina, y, sin decir palabra, se fue al dormitorio, levantó la cama y puso un guisante sobre la tela metálica; luego amontonó encima veinte colchones, y encima de éstos, otros tantos edredones.

En esta cama debía dormir la princesa.

Por la mañana le preguntaron qué tal había descansado.

"¡Oh, muy mal!" exclamó. "No he pegado un ojo en toda la noche. ¡Sabe Dios lo que habría en la cama! ¡Era algo tan duro, que tengo el cuerpo lleno de cardenales! ¡Horrible!"

Entonces vieron que era una princesa de verdad, puesto que, a pesar de los veinte colchones y los veinte edredones, había sentido el guisante. Nadie, sino una verdadera princesa, podían ser tan sensible.

El príncipe la tomó por esposa, pues se había convencido de que se casaba con una princesa hecha y derecha; y el guisante pasó al museo, donde puede verse todavía, si nadie se lo ha llevado.

El enlace del cuento para poder verlo es:
http://www.andersenstories.com/es/andersen_cuentos/la_princesa_del_guisante
Analizando el cuento:
Vemos que tenemos los personajes de rey y reina, príncipe y princesa. Más que personajes, como bien define nuestro modulo docente los llamamos arquetipos: 
Príncipes y princesas: el primero es siempre valiente, hermoso y fuerte, y la segunda es inocente, bella y muy buena. Estos personajes son metáforas del valor personal, de alguien que brilla. Existe en la mayoría de las personas la fantasía de que serán descubiertas por alguien ante cuyos ojos serán la maravilla, alguien especial, único. Es el famoso príncipe azul o el amor verdadero.
Si nos referimos al simbolismo del relato; podemos ver claramente la prueba que supera la princesa para llegar a la vida adulta,  alcanzando el matrimonio.
Podemos consideran el guisante como una objeto que forma parte de los personajes del cuento.
Creo que no es necesario, en este caso la anulación o adaptación de ninguna parte de la historia.

Por otro lado, para hacerles llegar la simbología del cuento para que hagan su propia reflexión, planteo las siguientes cuestiones para animarles al dialogo:

¿Alguien notaria un guisante en su cama? ¿y por que?
¿Si tuvieran que elegir un personaje, a cual elegirían?
¿Les gustaría dormir en una cama así?
¿Quien ha sido el personaje del cuento más valiente?
¿Cambiaríais algo del cuento?




Hansel y Gretel







Junto a un bosque muy grande vivía un pobre leñador con su mujer y dos hijos; el niño se llamaba Hänsel, y la niña, Gretel. Apenas tenían qué comer, y en una época de carestía que sufrió el país, llegó un momento en que el hombre ni siquiera podía ganarse el pan de cada día. Estaba el leñador una noche en la cama, cavilando y revolviéndose, sin que las preocupaciones le dejaran pegar el ojo; finalmente, dijo, suspirando, a su mujer: - ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Cómo alimentar a los pobres pequeños, puesto que nada nos queda? - Se me ocurre una cosa -respondió ella-. Mañana, de madrugada, nos llevaremos a los niños a lo más espeso del bosque. Les encenderemos un fuego, les daremos un pedacito de pan y luego los dejaremos solos para ir a nuestro trabajo. Como no sabrán encontrar el camino de vuelta, nos libraremos de ellos. - ¡Por Dios, mujer! -replicó el hombre-. Eso no lo hago yo. ¡Cómo voy a cargar sobre mí el abandonar a mis hijos en el bosque! No tardarían en ser destrozados por las fieras. - ¡No seas necio! -exclamó ella-. ¿Quieres, pues, que nos muramos de hambre los cuatro? ¡Ya puedes ponerte a aserrar las tablas de los ataúdes! -. Y no cesó de importunarle hasta que el hombre accedió-. Pero me dan mucha lástima -decía.

Los dos hermanitos, a quienes el hambre mantenía siempre desvelados, oyeron lo que su madrastra aconsejaba a su padre. Gretel, entre amargas lágrimas, dijo a Hänsel: - ¡Ahora sí que estamos perdidos! - No llores, Gretel -la consoló el niño-, y no te aflijas, que yo me las arreglaré para salir del paso. Y cuando los viejos estuvieron dormidos, levantóse, púsose la chaquetita y salió a la calle por la puerta trasera. Brillaba una luna esplendoroso y los blancos guijarros que estaban en el suelo delante de la casa, relucían como plata pura. Hänsel los fue recogiendo hasta que no le cupieron más en los bolsillos. De vuelta a su cuarto, dijo a Gretel: - Nada temas, hermanita, y duerme tranquila: Dios no nos abandonará -y se acostó de nuevo.

A las primeras luces del día, antes aún de que saliera el sol, la mujer fue a llamar a los niños: - ¡Vamos, holgazanes, levantaos! Hemos de ir al bosque por leña-. Y dando a cada uno un pedacito de pan, les advirtió-: Ahí tenéis esto para mediodía, pero no os lo comáis antes, pues no os daré más. Gretel se puso el pan debajo del delantal, porque Hänsel llevaba los bolsillos llenos de piedras, y emprendieron los cuatro el camino del bosque. Al cabo de un ratito de andar, Hänsel se detenía de cuando en cuando, para volverse a mirar hacia la casa. Dijo el padre: - Hänsel, no te quedes rezagado mirando atrás, ¡atención y piernas vivas! - Es que miro el gatito blanco, que desde el tejado me está diciendo adiós -respondió el niño. Y replicó la mujer: - Tonto, no es el gato, sino el sol de la mañana, que se refleja en la chimenea. Pero lo que estaba haciendo Hänsel no era mirar el gato, sino ir echando blancas piedrecitas, que sacaba del bolsillo, a lo largo del camino.

Cuando estuvieron en medio del bosque, dijo el padre: - Recoged ahora leña, pequeños, os encenderé un fuego para que no tengáis frío. Hänsel y Gretel reunieron un buen montón de leña menuda. Prepararon una hoguera, y cuando ya ardió con viva llama, dijo la mujer: - Poneos ahora al lado del fuego, chiquillos, y descansad, mientras nosotros nos vamos por el bosque a cortar leña. Cuando hayamos terminado, vendremos a recogeros.

Los dos hermanitos se sentaron junto al fuego, y al mediodía, cada uno se comió su pedacito de pan. Y como oían el ruido de los hachazos, creían que su padre estaba cerca. Pero, en realidad, no era el hacha, sino una rama que él había atado a un árbol seco, y que el viento hacía chocar contra el tronco. Al cabo de mucho rato de estar allí sentados, el cansancio les cerró los ojos, y se quedaron profundamente dormidos. Despertaron, cuando ya era noche cerrada. Gretel se echó a llorar, diciendo: - ¿Cómo saldremos del bosque? Pero Hänsel la consoló: - Espera un poquitín a que brille la luna, que ya encontraremos el camino. Y cuando la luna estuvo alta en el cielo, el niño, cogiendo de la mano a su hermanita, guiose por las guijas, que, brillando como plata batida, le indicaron la ruta. Anduvieron toda la noche, y llegaron a la casa al despuntar el alba. Llamaron a la puerta y les abrió la madrastra, que, al verlos, exclamó: - ¡Diablo de niños! ¿Qué es eso de quedarse tantas horas en el bosque? ¡Creíamos que no queríais volver! El padre, en cambio, se alegró de que hubieran vuelto, pues le remordía la conciencia por haberlos abandonado.

Algún tiempo después hubo otra época de miseria en el país, y los niños oyeron una noche cómo la madrastra, estando en la cama, decía a su marido: - Otra vez se ha terminado todo; sólo nos queda media hogaza de pan, y sanseacabó. Tenemos que deshacernos de los niños. Los llevaremos más adentro del bosque para que no puedan encontrar el camino; de otro modo, no hay salvación para nosotros. Al padre le dolía mucho abandonar a los niños, y pensaba: "Mejor harías partiendo con tus hijos el último bocado." Pero la mujer no quiso escuchar sus razones, y lo llenó de reproches e improperios. Quien cede la primera vez, también ha de ceder la segunda; y, así, el hombre no tuvo valor para negarse.

Pero los niños estaban aún despiertos y oyeron la conversación. Cuando los viejos se hubieron dormido, levantóse Hänsel con intención de salir a proveerse de guijarros, como la vez anterior; pero no pudo hacerlo, pues la mujer había cerrado la puerta. Dijo, no obstante, a su hermanita, para consolarla: - No llores, Gretel, y duerme tranquila, que Dios Nuestro Señor nos ayudará., que ya se me ocurrirá algo.

A la madrugada siguiente se presentó la mujer a sacarlos de la cama y les dio su pedacito de pan, más pequeño aún que la vez anterior. Camino del bosque, Hänsel iba desmigajando el pan en el bolsillo y, deteniéndose de trecho en trecho, dejaba caer miguitas en el suelo. - Hänsel, ¿por qué te paras a mirar atrás? -preguntóle el padre-. ¡Vamos, no te entretengas! - Estoy mirando mi palomita, que desde el tejado me dice adiós. - ¡Bobo! -intervino la mujer-, no es tu palomita, sino el sol de la mañana, que brilla en la chimenea. Pero Hänsel fue sembrando de migas todo el camino.

La madrastra condujo a los niños aún más adentro del bosque, a un lugar en el que nunca había estado. Encendieron una gran hoguera, y la mujer les dijo: - Quedaos aquí, pequeños, y si os cansáis, echad una siestecita. Nosotros vamos por leña; al atardecer, cuando hayamos terminado, volveremos a recogemos. A mediodía, Gretel partió su pan con Hänsel, ya que él había esparcido el suyo por el camino. Luego se quedaron dormidos, sin que nadie se presentara a buscar a los pobrecillos; se despertaron cuando era ya de noche oscura. Hänsel consoló a Gretel diciéndole: - Espera un poco, hermanita, a que salga la luna; entonces veremos las migas de pan que yo he esparcido, y que nos mostrarán el camino de vuelta. Cuando salió la luna, se dispusieron a regresar; pero no encontraron ni una sola miga; se las habían comido los mil pajarillos que volaban por el bosque. Dijo Hänsel a Gretel: - Ya daremos con el camino -pero no lo encontraron. Anduvieron toda la noche y todo el día siguiente, desde la madrugada hasta el atardecer, sin lograr salir del bosque; sufrían además de hambre, pues no habían comido más que unos pocos frutos silvestres, recogidos del suelo. Y como se sentían tan cansados que las piernas se negaban ya a sostenerlos, echáronse al pie de un árbol y se quedaron dormidos.

Y amaneció el día tercero desde que salieron de casa. Reanudaron la marcha, pero cada vez se extraviaban más en el bosque. Si alguien no acudía pronto en su ayuda, estaban condenados a morir de hambre. Pero he aquí que hacia mediodía vieron un hermoso pajarillo, blanco como la nieve, posado en la rama de un árbol; y cantaba tan dulcemente, que se detuvieron a escucharlo. Cuando hubo terminado, abrió sus alas y emprendió el vuelo, y ellos lo siguieron, hasta llegar a una casita, en cuyo tejado se posó; y al acercarse vieron que la casita estaba hecha de pan y cubierta de bizcocho, y las ventanas eran de puro azúcar. - ¡Mira qué bien! -exclamó Hänsel-, aquí podremos sacar el vientre de mal año. Yo comeré un pedacito del tejado; tú, Gretel, puedes probar la ventana, verás cuán dulce es. Se encaramó el niño al tejado y rompió un trocito para probar a qué sabía, mientras su hermanita mordisqueaba en los cristales. Entonces oyeron una voz suave que procedía del interior: "¿Será acaso la ratita la que roe mi casita?"
Pero los niños respondieron: "Es el viento, es el viento que sopla violento."
Y siguieron comiendo sin desconcertarse. Hänsel, que encontraba el tejado sabrosísimo, desgajó un buen pedazo, y Gretel sacó todo un cristal redondo y se sentó en el suelo, comiendo a dos carrillos. Abrióse entonces la puerta bruscamente, y salió una mujer viejísima, que se apoyaba en una muleta. Los niños se asustaron de tal modo, que soltaron lo que tenían en las manos; pero la vieja, meneando la cabeza, les dijo: - Hola, pequeñines, ¿quién os ha traído? Entrad y quedaos conmigo, no os haré ningún daño. Y, cogiéndolos de la mano, los introdujo en la casita, donde había servida una apetitosa comida: leche con bollos azucarados, manzanas y nueces. Después los llevó a dos camitas con ropas blancas, y Hänsel y Gretel se acostaron en ellas, creyéndose en el cielo.

La vieja aparentaba ser muy buena y amable, pero, en realidad, era una bruja malvada que acechaba a los niños para cazarlos, y había construido la casita de pan con el único objeto de atraerlos. Cuando uno caía en su poder, lo mataba, lo guisaba y se lo comía; esto era para ella un gran banquete. Las brujas tienen los ojos rojizos y son muy cortas de vista; pero, en cambio, su olfato es muy fino, como el de los animales, por lo que desde muy lejos ventean la presencia de las personas. Cuando sintió que se acercaban Hänsel y Gretel, dijo para sus adentros, con una risotada maligna: "¡Míos son; éstos no se me escapan!." Levantóse muy de mañana, antes de que los niños se despertasen, y, al verlos descansar tan plácidamente, con aquellas mejillitas tan sonrosadas y coloreadas, murmuró entre dientes: "¡Serán un buen bocado!." Y, agarrando a Hänsel con su mano seca, llevólo a un pequeño establo y lo encerró detrás de una reja. Gritó y protestó el niño con todas sus fuerzas, pero todo fue inútil. Dirigióse entonces a la cama de Gretel y despertó a la pequeña, sacudiéndola rudamente y gritándole: - Levántate, holgazana, ve a buscar agua y guisa algo bueno para tu hermano; lo tengo en el establo y quiero que engorde. Cuando esté bien cebado, me lo comeré. Gretel se echó a llorar amargamente, pero en vano; hubo de cumplir los mandatos de la bruja.

Desde entonces a Hänsel le sirvieron comidas exquisitas, mientras Gretel no recibía sino cáscaras de cangrejo. Todas las mañanas bajaba la vieja al establo y decía: - Hänsel, saca el dedo, que quiero saber si estás gordo. Pero Hänsel, en vez del dedo, sacaba un huesecito, y la vieja, que tenía la vista muy mala, pensaba que era realmente el dedo del niño, y todo era extrañarse de que no engordara. Cuando, al cabo de cuatro semanas, vio que Hänsel continuaba tan flaco, perdió la paciencia y no quiso aguardar más tiempo: - Anda, Gretel -dijo a la niña-, a buscar agua, ¡ligera! Esté gordo o flaco tu hermano, mañana me lo comeré. ¡Qué desconsuelo el de la hermanita, cuando venía con el agua, y cómo le corrían las lágrimas por las mejillas! "¡Dios mío, ayúdanos! -rogaba-. ¡Ojalá nos hubiesen devorado las fieras del bosque; por lo menos habríamos muerto juntos!." - ¡Basta de lloriqueos! -gritó la vieja-; de nada han de servirte.

Por la madrugada, Gretel hubo de salir a llenar de agua el caldero y encender fuego. - Primero coceremos pan -dijo la bruja-. Ya he calentado el horno y preparado la masa -. Y de un empujón llevó a la pobre niña hasta el horno, de cuya boca salían grandes llamas. Entra a ver si está bastante caliente para meter el pan -mandó la vieja. Su intención era cerrar la puerta del horno cuando la niña estuviese en su interior, asarla y comérsela también. Pero Gretel le adivinó el pensamiento y dijo: - No sé cómo hay que hacerlo; ¿cómo lo haré para entrar? - ¡Habráse visto criatura más tonta! -replicó la bruja-. Bastante grande es la abertura; yo misma podría pasar por ella -y, para demostrárselo, se adelantó y metió la cabeza en la boca del horno. Entonces Gretel, de un empujón, la precipitó en el interior y, cerrando la puerta de hierro, corrió el cerrojo. ¡Allí era de oír la de chillidos que daba la bruja! ¡Qué gritos más pavorosos! Pero la niña echó a correr, y la malvada hechicera hubo de morir quemada miserablemente.

Corrió Gretel al establo donde estaba encerrado Hänsel y le abrió la puerta, exclamando: ¡Hänsel, estamos salvados; ya está muerta la bruja! Saltó el niño afuera, como un pájaro al que se le abre la jaula. ¡Qué alegría sintieron los dos, y cómo se arrojaron al cuello uno del otro, y qué de abrazos y besos! Y como ya nada tenían que temer, recorrieron la casa de la bruja, y en todos los rincones encontraron cajas llenas de perlas y piedras preciosas. - ¡Más valen éstas que los guijarros! -exclamó Hänsel, llenándose de ellas los bolsillos. Y dijo Gretel: - También yo quiero llevar algo a casa -y, a su vez, se llenó el delantal de pedrería. - Vámonos ahora -dijo el niño-; debemos salir de este bosque embrujado -. A unas dos horas de andar llegaron a un gran río. - No podremos pasarlo -observó Hänsel-, no veo ni puente ni pasarela. - Ni tampoco hay barquita alguna -añadió Gretel-; pero allí nada un pato blanco, y si se lo pido nos ayudará a pasar el río -.

Y gritó:
"Patito, buen patito mío Hänsel y Gretel han llegado al río. No hay ningún puente por donde pasar; ¿sobre tu blanca espalda nos quieres llevar?."
Acercóse el patito, y el niño se subió en él, invitando a su hermana a hacer lo mismo. - No -replicó Gretel-, sería muy pesado para el patito; vale más que nos lleve uno tras otro. Así lo hizo el buen pato, y cuando ya estuvieron en la orilla opuesta y hubieron caminado otro trecho, el bosque les fue siendo cada vez más familiar, hasta que, al fin, descubrieron a lo lejos la casa de su padre. Echaron entonces a correr, entraron como una tromba y se colgaron del cuello de su padre. El pobre hombre no había tenido una sola hora de reposo desde el día en que abandonara a sus hijos en el bosque; y en cuanto a la madrastra, había muerto. Volcó Gretel su delantal, y todas las perlas y piedras preciosas saltaron por el suelo, mientras Hänsel vaciaba también a puñados sus bolsillos. Se acabaron las penas, y en adelante vivieron los tres felices. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Este cuento, también es un clásico, y creo que todos lo hemos oído alguna vez. Creo que la edad más adecuada dentro del ciclo de infantil, sería la última etapa, 5 años. Es una trama mas larga y tiene muchos matices. Y en la versión elegid tiene algunas palabras que hacen que el vocabulario no se atan familiar como en el cuento anterior (como guijarros, carestia, importunarle..)aunque no creo que  exista la necesidad de cambia estas palabras porque dentro del contexto se puede sacar la idea global de lo que quiere decir el texto, o simplemente explicar sus significado si lo desean los niños al final de la narración.
La estructura es clásica; existe un planteamiento, un nudo y un desenlace.
La verdad es que es este cuento aparecen muchísimos de los conceptos que hacen de él, un texto folclórico: desde los dos hermanos huérfanos de madre, personajes como la malvada bruja que vivía en la casa mágica hecha de dulces apetitosos y arquetipos como la madrastra malvada y egoísta y su marido viudo sometido a su voluntad. O la acción de comerse a los niños.  Representando temas como miedo a ser atrapados, la importancia del amos entre los hermanos que es lo que les salva. Como los niños deben encontrar la seguridad, como los hermanos pequeños contrarrestan su juventud con la astucia.
Si es posible que cambiase las frases que en algún momento hacen referencia a la ayuda de Dios; como por ejemplo:
“que Dios Nuestro Señor nos ayudará”; por “que ya se me ocurrirá algo.”

Preguntas para generar reflexión y diálogo:
¿Que pensáis de esa mama?
¿Comeríais de la casa y entraríais a esa casa?
El cuento: ¿da miedo, tristeza..?
¿se os ocurre alguna solución para los hermanos?
¿que personaje os gusta más?

Y también modernizar algunas palabras del castellano antiguo para mayor facilidad de compresión de los niños; como por ejemplo: se levanto y se puso, en vez de levantóse, púsose.
Es un cuento que facilita una tertulia muy animada tras su lectura o narración, esperando las preguntas de los más pequeños, sus deducciones y sus pensamientos generados tras la comprensión del texto.
El enlace que nos lleva a este cuento es: 
http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/hansel_y_gretel
Por último he elegido un juego popular y tradicional:




PASE MISI PASE MISA:






En el siguiente enlace nos muestra como es el juego en cuestión.

http://www.iesmarmenor.org/JuegosPatioCalle/PASE%20MIS%C3%8D.htm

Es un juego en el que tiene que jugar un grupo de niños, creo que es más adecuado para niños de cinco años, debido a la parte final del juego. Aunque simplemente se puede jugar con la canción y una vez que todos los participantes esten posicionado la parte final del juego no tiene porque desenvolverse, de esta manera también sería adecuado para niños de tres y cuatro años.
La descripción del juego:
Dos de los participantes se cogen de las manos enfrentados, de antemano han pensado una pregunta con dos respuestas como opción, una respuesta por cada niño que forma el puente con las manos dadas, el resto de los participantes iran pasando por debajo de los brazos que forman el puente mientras se canta la canción “pase misi pase misa”, cuando la canción finaliza los “niños-puente” bajan los brazos atrapando alguno de sus compañeros, este tendrá que elegir una de las dos opciones que ellos les dan posicionándose detrás del niño que fuese el dueño de esa respuesta.
Los niños vuelven a subir el puente y el trenecito formado por el resto de los compañeros vuelven a pasar por debajo de los brazos, hasta que la canción finalice y el puente se cierre…hasta que todos los niños elijan una de las opciones. Ya todos los niños colocados detrás de cada unos de los niños puente y agarrados por la cintura, comenzaran a tirar para conseguir que los niños enfrentados superen la línea  trazada, con anterioridad, en el suelo.
Referencias bibliográficas

Módulo docente Literatura Infantil. Semiresencial (Irune Labajo).

http://www.grimmstories.com/
http://www.iesmarmenor.org/JuegosPatioCalle/Fichas/Pase%20misi.pdf

Referencias de imágenes:
https://www.chiquipedia.com/cuentos-infantiles-cortos/cuentos-clasicos/hansel-gretel/


3 comentarios:

  1. "Los textos folclóricos son para contar, no para leer, por lo que el lenguaje del texto escogido se alterará cuando tú lo narres y, por lo tanto, es poco relevante. "
    Pág. 13 de la Guía de trabajo. Actividad bloque 2.

    Has analizado muy bien los aspectos simbólicos de los cuentos, pero deberías plantearte cómo le vas a acercar esta simbología a los niños. Y no me refiero a que les expliques lo que tú entiendes, sino a que les hagas buenas preguntas para que ellos se pongan en la situación de hacer sus propias interpretaciones.

    Si mejoras estas dos cuestiones, la actividad será perfecta.

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    1. Gracias Irune, he intentado mejorar un poquito la entrada con una serie de preguntas, tal y como me recomendaste.

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